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¿Está nuestro peso determinado por la genética ?

La obesidad a menudo rima con una dieta desequilibrada y un estilo de vida sedentario. Pero el progreso científico en los últimos años ha puesto de manifiesto la existencia de una predisposición genética a la obesidad. ¿Está nuestro peso determinado por la genética ? Un estudio reciente proporciona algunas respuestas a esta pregunta.

Obesidad y genética

La obesidad no es simplemente el resultado de malos hábitos alimenticios o la inactividad física. Desde hace tiempo se sospecha que la genética interviene en el desarrollo de esta compleja enfermedad. De hecho, varias observaciones argumentan a favor de una predisposición genética a la obesidad:

  • La existencia de varios casos en la misma familia;
  • Concordancia de masa corporal en gemelos homocigotos (gemelos verdaderos);
  • El descubrimiento de genes asociados con la obesidad.

Por lo tanto, el riesgo de obesidad es de dos a ocho veces mayor en una persona con antecedentes familiares. Del mismo modo, el aumento de peso y la grasa relacionada con la edad estarían influenciados por la herencia. Sin embargo, algunas personas son obesas sin antecedentes genéticos adversos.

En los últimos años, los avances en genética han llevado a una mejor comprensión de los mecanismos genéticos de la obesidad. Los especialistas han detectado genes que predisponen a la obesidad. En las personas con estos genes, una dieta desequilibrada y la falta de actividad física inevitablemente conducen a la obesidad.

Una mejor dieta contra la genética

La predisposición genética parece combinarse con factores ambientales para el desarrollo de la obesidad. Si la predisposición genética es experimentada e inevitable, sigue siendo posible actuar sobre el medio ambiente, incluidos los alimentos y la actividad física. ¿Cuál es el impacto de una dieta equilibrada en el desarrollo de la obesidad en una persona genéticamente predispuesta?

Para responder a esta pregunta, se realizó un estudio en 8.828 enfermeras y 5.218 profesionales de la salud masculinos. Su puntaje de predisposición genética se determinó a partir de las 77 variantes genéticas que se sabe que están asociadas con el índice de masa corporal (IMC). Las dietas de los participantes fueron evaluadas al comienzo del estudio, luego cada 4 años, entre 1986 y 2006.

Los resultados mostraron que la predisposición genética de los participantes se correlacionó significativamente con el aumento del IMC y el peso en las mujeres, como en los hombres. Durante el período de seguimiento de 20 años, esta asociación entre la predisposición genética y el IMC se redujo significativamente entre los participantes masculinos y femeninos que tenían más probabilidades de comer una dieta sana y equilibrada.

¡Predisposición genética o no, la adopción a largo plazo de una dieta sana y equilibrada sigue siendo el mejor activo para luchar contra la obesidad!

Mariflor Rivero

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