Debido a que nuestras axilas tienen acceso limitado al aire fresco, son propensas a ser cálidas y húmedas, condiciones ideales para la inflamación, irritación y bacterias malolientes no deseadas. Al adoptar una rutina natural y terapéutica para su cuidado, podemos disminuir las posibilidades de infecciones e incomodidades. Checa estos fáciles 5 pasos para mejorar la salud de esta zona tan delicada del cuerpo.

Limpiar diariamente y exfoliar 1-2 veces por semana

Lávate suavemente las axilas diariamente con un jabón suave para reducir el crecimiento de bacterias malolientes. Exfolia una o dos veces por semana para ayudar a estimular la renovación celular y desatascar los poros. La piel de las axilas es sensible, así que elige uno suave. Uno diseñado para el rostro es ideal.

Tono e hidratación

Tus axilas merecen el mismo nivel de cuidado y atención que le das a tu rostro. Después de la limpieza, sécalas bien y aplica un tóner para barrer los residuos de desodorantes. Uno con hamamelis es particularmente adecuado, alentará la constricción de los poros. Esto conducirá a una menor sudoración, además. Una vez que el tóner esté seco, humedezca las axilas con una loción suave, una para la cara o el cuerpo. Esto apoya una piel sana, suave e hidratada.

Mantén su maquinilla de afeitar

Si te afeitas las axilas, es importante mantener una maquinilla limpia y afilada. El afeitado crea micro rasgaduras en la piel delicada de las axilas, una excelente oportunidad para introducir bacterias e infecciones. Para reducir esta posibilidad, usa una cuchilla o más de 5 veces y guárdala fuera de la ducha, donde se pueda secar por completo.

Usa un desodorante natural

Esta recomendación viene de la mano de un cúmulo de beneficios entre los cuales se encuentran: mejoran la apariencia de la piel, no incluyen ingredientes dañinos y, son mejores para el medio ambiente.

Usa telas transpirables

Otra forma de combatir naturalmente la humedad de las axilas es usar telas que permitan que la humedad se evapore. Esto incluye fibras naturales como algodón, lino, bambú y cáñamo. La seda, aunque natural, atrapa la humedad al igual que las telas sintéticas. Estas mantienen la humedad que causa el mal olor.