Ya se estableció. Decir la palabra con "V" o con "C" en público puede llevar algunas miradas de sorpresa o desaprobación. Hacer alusión a ciertas cosas escandaliza a algunas personas, pero ¿Está realmente mal decir malas palabras? Los daños no son directos a nadie, de hecho, un estudio de la Universidad de Keele te tiene una noticia: son buenas para la salud.
SIÉNTANSE LIBRES DE MALDECIR
Los científicos realizaron un estudio con 67 estudiantes universitarios que sumergían sus manos en agua helada. Les dijeron que se sintieran libres de gritar groserías. Luego, debían hacer la misma prueba sin decirlas. Los resultados arrojaron que el corazón late con más rapidez, por lo que la gente se siente optimista y se libere la tensión reprimida o el sufrimiento físico.
Otro de los motivos, es que decir groserías baja el dolor físico. "El aumento del ritmo cardiaco sugiere una respuesta emocional a las palabrotas en sí. Es la respuesta de luchar o huir la que funciona como analgésico", dice Richard Stephens, psicólogo e investigador en el área.
Desde el punto de vista emocional y comunicacional, decir palabrotas nos permite ser más persuasivos. Al decirlas, no solo estamos expresando nuestra opinión, sino nuestra emoción al respecto, la ira, tristeza o alegría, agrega el psicólogo.
En cuanto a la parte social, decir groserías incrementa la solidaridad. Un estudio en Nueva Zelanda examinó el uso de la palabra 'fuck' en un grupo de trabajadores en una fábrica de jabón. Hallaron que aunque los trabajadores se decían groserías entre sí de manera regular y no en otros grupos. Concluyeron que es una forma de unir a los miembros del equipo y hacer más ameno el trabajo.
¿QUÉ ES UNA GROSERÍA Y QUÉ UN INSULTO?
Laura Hernández Martínez, profesora-investigadora en la línea de Lingüística del Departamento de Filosofía de la UAM-Iztapalapa, abrió un debate público sobre lo que es una grosería y qué es un insulto. Ella dice que los insultos son situacionales y las groserías ligadas a temas tabú, como la sexualidad. Su principal uso es para expresar emociones, pero hay mucho impacto social al usarlas.
La profesora considera que ninguna palabra es "mala" porque revela la vida de las personas. Asegura que quienes más las utilizan son los jóvenes. Sobre la unión entre la clase social y las palabrotas, Stephens en Black Sheep, una investigación de la Universidad de Lancaster dice que se reduce a medida que incrementa la clase social. Las malas palabras aparecen en el vocablo de la clase media alta de forma más frecuente que las clases medias bajas. A esa altura, probablemente, no les importe los efectos que tengan.
Quizá quieras guardar este texto y mostrarlo a la próxima persona que te reprenda por decir palabrotas ¿Qué tanto las utilizas?